Liberar Los Lancheros

(English version)

Esta es una historia de personas que han caído en los arrestos y detenciones masivas que han sido el sello distintivo del actual Estado de Excepción en El Salvador.  Hay muchas historias de detenciones arbitrarias de personas que no tienen vínculos con las pandillas del país, según sus vecinos y otras personas que los conocen muy bien.  Este es solo un ejemplo, pero destaca porque tiene muchas consecuencias para toda una comunidad y no solo para los hombres detenidos.

El 13 de mayo, la Policía Nacional Civil y las Fuerzas Armadas de El Salvador anunciaron que habían arrestado a un grupo de supuestos "colaboradores" con la MS-13, acusándolos de transportar drogas y suministros, para las islas en la Bahía de Jiquilisco.  Las lanchas que ellos operaban fueron incautadas por las fuerzas de seguridad.





En esos mismos días fue arrestado otro hombre, haciendo un total de cinco. Sus nombres son: Salvador Antonio Herrera, Samuel Pérez, Nestor Edgardo Hernández Guzmán, Manuel de Jesús Gutiérrez Palacios y Carlos Alberto Herrera Gutiérrez. Los hombres son lancheros. Ellos operan las pequeñas y coloridas lanchas que transportan gente y mercaderías entre la Isla El Espíritu Santo y Puerto El Triunfo.


Pero los residentes locales dicen que las acusaciones de las fuerzas de seguridad simplemente no son ciertas. Ellos dicen que los cinco hombres viven en la isla y son bien conocidos y miembros de confianza de esta pequeña comunidad y con amplio arraigo en la misma. Además, los residentes dicen que en la isla nunca ha habido presencia de pandillas.

Los arrestos de los lancheros dejan a las islas sin una forma clave de conectarse con tierra firme. Los estudiantes que van a la escuela en tierra firme no tienen transporte. Las pequeñas tiendas en la isla no pueden obtener suministros para renovar sus mercaderías. Las familias han perdido el soporte económico de sus esposos y padres.

El Salvador Perspectives ha recibido 14 declaraciones juradas de miembros de la comunidad en la Isla El Espíritu Santo referentes a los lancheros detenidos, las cuales han proporcionado los antecedentes de este grupo de hombres honestos, que se ganan la vida con sus lanchas y la necesidad de transportar personas de Puerto El Triunfo hacia la isla:


JOSE SAMUEL PEREZ PERDOMO. Samuel Pérez ha vivido en la Isla El Espíritu Santo desde 1982 cuando su familia abandonó su ciudad natal de Jiquilisco para escapar de la guerra. Desde 1988, Samuel Pérez ha trabajado de lanchero en viajes de Puerto El Triunfo y la Isla El Espíritu Santo. Él hace viajes de ida y vuelta para los estudiantes de bachillerato y universitarios becados por el Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS) desde 2011, y es conocido por cuidarles como si fueran sus propios hijos. Además, Samuel Pérez emplea su lancha haciendo viajes para siete pequeñas tiendas de la Isla para transportar alimentos frescos y mercadería y, en ocasiones, también hace viajes de turismo.


 

Un miembro de la comunidad afirmó:
Él siempre ha sido un hombre responsable en su trabajo y ha garantizado el bienestar de cada joven que ha viajado con él. Cuando un joven se tarda mucho en la escuela y ya es muy tarde para transitar solo por las calles de Puerto El Triunfo, él va a la escuela a esperarlo y camina con él para asegurarse de que llegue seguro al embarcadero y a su casa. Cuando un joven tenía algún problema, él se tomaba la tarea de aconsejarlo, dándole ejemplo de lo difícil que sería su vida sin educación, motivándolo a continuar estudiando para que pueda tener una vida decente. Él siempre ha estado en solidaridad con los jóvenes becados.

SALVADOR ANTONIO HERRERA tiene 48 años y ha vivido en la Isla por décadas.   Después de cuatro años de trabajar como pescador, empezó a trabajar como lanchero en 1993.  Él y su compañera de vida de 28 años viven en la isla con sus tres hijos que dependen de sus ingresos como lanchero.  Él nunca ha tenido problemas con la ley.  Su trabajo ha incluido el transporte de estudiantes hacia la escuela en Puerto El Triunfo y transportar a los maestros de la escuela primaria hacia la isla.

 

MANUEL DE JESUS GUTIERREZ PALACIOS tiene 45 años y es padre de dos hijos.  Él estaba cortando limones para vender cuando los agentes de la PNC se le acercaron y le pidieron que los llevara de regreso en su lancha a Puerto El Triunfo.  El accedió a transportarlos, sin saber que al llegar a Puerto El Triunfo lo arrestarían.  Hace poco a él le descubrieron una parálisis facial, por lo cual estaba recibiendo terapia dos veces por semana, y su familia está preocupada por la interrupción del tratamiento médico causado por su detención. 

 

NESTOR EDGARDO HERNANDEZ GUZMAN tiene 43 años y ha sido lanchero por muchos años. Es padre de una familia que depende económicamente de él, incluyendo un bebé que lleva su nombre.  Él es un hombre carismático que es bien conocido en la comunidad, incluyendo también trabajo en la cooperativa que existe en la isla. 

El más joven del grupo es CARLOS ALBERTO HERRERA GUTIERREZ, quien tiene 21 años, sin antecedentes penales y que vive en la isla con su tía.  Con su trabajo como lanchero, él ayuda a sostener el hogar y también, junto con la mayor parte de su familia, es miembro de una iglesia evangélica local.

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Los residentes de la isla hacen ver que la acusación de que estos lancheros colaboran con la MS-13 es absurda. Según ellos, es ampliamente sabido que Puerto El Triunfo es controlada por elementos de la pandilla Barrio 18. Nadie que opere regularmente en los embarcaderos de ese puerto arriesgaría su vida colaborando para sus rivales de la MS-13.


Además de lo extraño de estos arrestos es el hecho de que en la Isla El Espíritu Santo existe un puesto de las fuerzas armadas. A las personas que llegan a la isla se les verifica su identidad por las fuerzas armadas que conocen las idas y venidas de todos estos lancheros. Para los visitantes que no viven en la isla, el puesto de seguridad mantiene sus documentos de identidad hasta que salen de la isla.

La comunidad se está organizando para buscar la liberación de los cinco lancheros. Ellos esperan que al difundir los hechos de su historial de trabajo honesto y la naturaleza aparentemente arbitraria de sus arrestos motive a las autoridades a liberarlos. Hay una tremenda presión sobre los juzgados y autoridades para que no liberen a nadie durante el Estado de Excepción, pero deben probar.

Cristosal, una organización de derechos humanos ha recibido denuncias de más de 550 violaciones de derechos humanos durante el Estado de Excepción, y 87% de esas quejas han involucrado detenciones arbitrarias similares al arresto de estos cinco lancheros. Los arrestos arbitrarios tienen graves consecuencias negativas sobre los inocentes, desde privar a una familia del apoyo económico indispensable y el amor de un esposo y padre, hasta privar a los estudiantes de su transporte, y amenazar las líneas de suministro de las tiendas locales. Desafortunadamente, estos arrestos, como otros, parecen más bien motivadas por la necesidad de alcanzar las cuotas de la Guerra de Bukele contra las pandillas, que por la necesidad de determinar quién es realmente culpable.

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