Fears about politicization of National Police

Last December 21, Ricardo Meneses, head of the National Police (PNC) was removed from his post and replaced with Rodrigo Avila. The English version of Proceso's January 11, 2006 edition is now available and expresses serious concerns about the appointment of Avila:
Someone had to be blamed for the bad handling of violence: Meneses was the chosen one. Someone had to be the savior: Avila was the one and the government pretends to surround him of an undeserved aura of efficacy. If the first time he ran the police he arrived as a person whose political affinities were not evident, now he arrives as a professed member of the ARENA party. In other words, with Avila in the head, the ARENA party took the police; with him, the police is becoming subordinated, not to the government or to the president, but to a political party. Only one step is left to the open politicization of an institution that was created, not to serve any party or power group in particular, but to the society as a whole.

There is no guarantee that Avila won't put the police at the service of ARENA and his members of the highest entrepreneurial ranks. The sole possibility that this could happen is enough for putting resistance to his appointment and for being concerned about the immediate future of the police. Moreover, what are at stake are the few progresses achieved in democratization and respect for the human rights. A police in the hands of the right wing could lead the country through the way of power abuse and institutional violence.

Definitely, the appointment of Avila as police chief is a bad choice. Not only because his performance was deficient, but because his ARENA militancy commits and conditions his role in the head of an institution that, by definition, ought to be apolitical. With this decision, president Saca affected Salvadoran democracy. If it was on purpose, this means that he is not committed with the common good and the rule of law, which are his main responsibilities as the president of the Salvadoran citizens. If it was not on purpose, it would be right if he revokes the appointment and considers, within a consensus with the social sectors' other candidates.

(Proceso is the weekly publication of Salvadoran news and political commentary published by the University of Central America).

The Hunnapuh blog also viewed the replacement of Meneses as politically motivated. The ARENA-led government needs to be seen as doing something about the crime problem in the lead up to the March elections. The choice of Avila was said to show a determination to bring in someone with experience. Hunnapuh suggests that Avila's inability to deal with the crime problem won't be apparent until after the elections.

Comments

Anonymous said…
René Martínez Pineda*

Leer la realidad real sin saltarse los renglones –hacer, dicen los sociólogos, el análisis de coyuntura- se ha convertido en un ejercicio complicado; complicación que nos lleva a concluir que, en verdad, El Amor No Tiene Precio. Muuucho antes (cuando San Salvador se podía abarcar, todo, con sólo abrir de par en par los brazos –su mapa iba del Hospital Rosales a la estación del tren y de San Miguelito a San Jacinto... más allá: nada-) todo era más fácil, porque cada uno estaba donde debía estar: los explotadores y masacradores: arriba, afilándose los dientes en el cuarto de las Gitanas; el pueblo, nosotros: abajo, aprendiendo a hacer correos clandestinos y a calcular el futuro contando participantes en las marchas. Fácil, aunque no tanto como el asomarse a la ventana para ver el cuerpo desnudo de La Mujer en el Espejo.
Mas, la tal complicación que nos tapa los ojos y nos condena a sufrir la realidad (en lugar de transformarla) no se debe al crecimiento demográfico ni geográfico, ni a la complejidad que éstos generan, sino a la manipulación grotesca de las mentes sencillas a través de los medios de comunicación social, desde que éstos descubrieron que son más letales –o comparsas, al menos- de las dictaduras que nos dejan con el Amor en Custodia, lo cual fue ratificado por un diputado de derecha quien, oyendo las protestas populares en contra de la privatización de las pensiones, dijo, en tono serio, que “yo al pueblo me lo paso por los huevos”. Mayor franqueza no se puede pedir.
Si bien la coyuntura se entiende como el momento actual en el que se propician las condiciones mínimas para alterar la realidad (debido a un hecho detonante que sabe ser oportuno) modificando el comportamiento colectivo hasta convertirlo en acción social, en las últimas décadas hemos entrado en un proceso en el que, sobre ellas, se crea lo que denomino la Anticoyuntura, cuyo montaje depende de que Viva la Mañana y de los distractores de la realidad, hasta hacer casi imposible articular los hechos, y cuya intención es evitar la construcción de coyunturas, es decir, obstaculizar el cambio social con El Cuerpo del Deseo.
La coyuntura, de ser reconocida como tal, genera una acción social, doctrinaria y organizada, que modifica la correlación de fuerzas, ya sea para acelerar los cambios o para evitar mayores miserias. Pero, eso no sucede siempre. Cuando se sentaron las bases para privatizar la salud, los directamente afectados (millones de personas) no salieron a la calle a impedirlo; cuando, de un tajo, se privatizaron las pensiones y, más tarde, se amplió la edad de jubilación en un 50%, los miles de afectados no hicieron nada; cuando, en una sola transacción, nos dividieron entre ocho el salario y multiplicaron por tres el precio de la libra de sal, los millones de afectados no hicieron nada; cuando, mañana, se privatice el agua potable, los millones de afectados, seguramente, no harán nada, porque la anticoyuntura –que se puede volver un fenómeno estructural- es efectiva, aunque sea artificial, pues es La Dueña de la realidad. En la construcción de la anticoyuntura, cae la propia izquierda electoral al acordar una agenda propagandística común con la derecha; agenda que mira los efectos y no las causas, porque eso es lo Chivísimo. Así, la delincuencia es el caballito de batalla, en la calle, de la anticoyuntura, aduciendo que ya son muchos los muertos, pero, si contamos bien, veremos que son muchísimos más los niños que mueren de diarrea, y que son cientos de miles los que en la calle mendigan y, sin embargo, nadie hace nada. Así, el consumismo es el caballito de batalla, en el centro comercial, de la anticoyuntura, aduciendo que ahí está Todo lo que Buscas.
Es claro que la anticoyuntura promueve una inacción social que se compensa con la acción trivial, y se sustenta en lo que bautizo como realidad social alterna, en la cual la lógica privada del individuo depende de sus coyunturas particulares, en las que el comportamiento colectivo es movido con los hilos invisibles de la moda Rebelde, las marcas, los escándalos inocuos, el fanatismo (religioso, artístico o deportivo) y los programas de entretenimiento. De esta forma, las personas (la inmensa mayoría) que le dan carne a la anticoyuntura los Sábados Gigantes, se convierten en presa fácil de la realidad real y, sólo cuando son útiles para mantener el orden establecido, son sacadas de su inacción social para que, con un evento único, modifiquen la correlación de fuerzas aunque queden con El Alma Herida, tal como sucedió en las pasadas elecciones presidenciales en las que, con temor ingenuo, votaron masivamente por la derecha para que “las remesas no dejaran de llegar”. El manipulador se mira cínico, y el manipulado tonto, cuando recordamos que, un día después de las elecciones, el embajador de los EE.UU. declaró que “ese temor por las remesas no tenía ningún fundamento, así que, para la próxima, Anita no te Rajes”.
Para que la anticoyuntura cumpla su cometido, debe lograr que los individuos le rindan culto a lo inmediato, volviéndolos alarmistas tanto en lo político como en lo personal. Eso lo aprendieron los medios de comunicación de las modas, y fue perfeccionado a la perfección por los noticieros: la noticia (cuya designación es un acto político-ideológico) se confunde con la vida y la realidad con los comerciales; y por las entrevistas televisivas en las que unos seres con serias taras neuronales, convocan a la risa con sus análisis.
Leer la realidad real demanda que apartemos, con una pinza, la basura del ojo propio; que leamos las letras pequeñas en lugar de las grandes; que miremos para allá cuando nos atraen la mirada para acá, como si estuviéramos en un campo minado. Es tiempo de que leamos las noticias en un espejo y que veamos la televisión cuando está apagada, pues, sólo así, dejaremos de creerle al que nos dice: Te Voy a Enseñar a Querer, y nos deja llorando, incluso, el Fin de Semana, para no interrumpir los capítulos de la telenovela de nuestras vidas, de nuestra realidad social alterna.

*renemartezpi@hotmail.com